Empieza cada sesión con un calentamiento que alterne la marcha y otros de trote lento. Marca un ritmo que tu perro pueda seguir. Es preferible que él tire de la correa que al contrario.
Es preferible correr por una vía libre de tráfico automovilístico para reducir el riesgo de accidente y proteger los tendones de los impactos sobre el asfalto. Por otro lado elije naturaleza, el perro puede correr más libremente y estimular su olfato.
Lleva siempre agua. Los perros necesitan hidratarse a menudo. Es prudente parar cada quince minutos aproximadamente.
Al finalizar cada sesión, verifica que no tenga heridas en las patas y que ninguna herida (aunque sea minúscula) presente riesgo de infección.
Finalmente, recompensa siempre a tu perro después de una buena sesión de running. ¡Se lo merece!
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